Desafortunadamente dejamos de ser los mismos. Muchos de nosotros no aceptamos esos cambios y erramos al creer que podemos hacer las mismas cosas que antes hacíamos. Es allí donde por ignorancia o descuido nos mal alimentamos ingiriendo cualquier bocadillo inapropiado.
Es obvio que nuestras necesidades nutricionales también cambien con los pasos de la vida. Debemos aceptar que los requerimientos de azúcares no son los mismos de ayer. Existe menor tolerancia para la sal, carbohidratos, frituras, chatarras, ya no tenemos tanta práctica aeróbica ni tanto desgaste de energía. Las calorías requeridas son más bajas y debemos aumentar el consumo de frutas, verduras, vegetales, agua y fibra que son más sanas.
Envejecer es natural, pero si estamos claros en sus pasos, podemos ayudarnos a tener una vida más sana y con probabilidades de más años. Para lograrlo en nosotros mismos y poder apoyar a otros en esta tarea, debemos aprender a reconocer algunas señales de la mala nutrición para atacarla.
Signos de la mala nutrición
-La fatiga: Es el más común de los síntomas al experimentar una mala nutrición. La gran mayoría de las personas que superan los cuarenta años de edad comenzamos a sentirnos agotados, sin ánimo, la fatiga nos consume. Esto puede representar falta de hierro en la sangre. Recordemos que el hierro es el impulsador del oxígeno por todo nuestro organismo. Sin oxígeno la energía decae y nuestro cuerpo buscaría estar sólo en reposo.
-La disminución de proteínas: Esta es otra de esas causas silenciosas que puede empujarnos a la fatiga. El consumo incorrecto de las proteínas también puede causar fatiga y por supuesto mala nutrición. Por eso debemos evitar engullir demasiados carbohidratos y la tentadora comida chatarra. El alto consumo de ellas altera el estado de ánimo y afecta la salud mental.
– La mala alimentación: Comer mucho no es comer. Comer cantidades representativas de forma equilibrada y lógica, es mejor. La alimentación debe cuidarse en todas las etapas de la vida, no solo en la vejez. Debemos ocuparnos hasta de cuándo y cómo degustar un pedazo de pastel. No podemos pasar por alto la hora del consumo ni la cantidad. Si estamos mal alimentados, nuestra mente puede fallar, la depresión ataca con mayor facilidad. Nos convertimos en el blanco perfecto para todos los males.
-Sistema inmunológico débil: La falta de vitaminas E, A y C, la ausencia de zinc y de proteínas en nuestro organismo, debilitan al sistema inmunológico. Ellos en conjunto cooperan para aumentar el número de glóbulos blancos que ayudan a combatir las enfermedades.
-Hematomas: Los hematomas que se forman sin golpe alguno, en líneas generales, son un claro signo de falta de vitamina K, vitamina C, o de proteínas. Estos son como elementos de gran importancia para sanar heridas
-Problemas dentales: Una mala nutrición nos lleva a sufrir problemas en nuestra dentadura. Las encías pierden fuerza y los dientes pueden aflojarse y hasta caerse. Por eso se hace tan necesario el seguir una buena dieta que respalde al organismo y permita sentirnos mejor. Recuerda que los problemas digestivos inician en la boca.
-Cabello y piel resecos: Si vemos a alguien así, es momento para buscar solución inmediata. Es un gran detonante de mala nutrición y del poco consumo de vitaminas y minerales. El cabello endeble, sin brillo y con horquetas puede conducirnos a su propia pérdida.
-Diarrea: Otra de las causas graves, puede originarse por falta de zinc. Cuando tenemos baja de este componente el equilibrio de las bacterias se alteraría y sufriría el intestino, El Zinc es un electrolito que también ayuda al intestino a absorber más agua
-Estreñimiento: También proviene del intestino, pero por falta de fibra. El consumo de frutas, cereales, granos, verduras, puede ayudar corregir la situación.
Conclusión
Sabemos que la situación que vivimos nos lleva, en algunos casos, a no controlar nuestra forma de alimentarnos y a desarrollar malos hábitos que nos empujan hacia las enfermedades. Pero si conocemos los beneficios de una buena alimentación, todo debe cambiar. Lo ideal es iniciarnos con conciencia, porque de esa manera no tendríamos que recurrir a especialistas a cada momento.
Pero si ya tienes alguno de estos síntomas, no te desanimes, ahora es cuando te queda tiempo por disfrutar. Para comenzar, solo tienes que dar el primer paso: aceptar. Si aceptamos, entonces podemos recuperarnos y vivir plenos de salud y alegría. No permitamos que la fatiga se convierta en nuestra enemiga. Comer bien, es vivir más y mejor.